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El papel del procurador frente a los procesos cada vez más digitalizados

la adaptación del procurador a la digitalización de la justicia

La digitalización ha transformado muchos aspectos de nuestras vidas y, sin duda, el ámbito legal no ha sido la excepción. Los procuradores, profesionales encargados de representar a las partes en procedimientos judiciales, también se han visto inmersos en este proceso de cambio.

Pero ¿en qué áreas específicas ha impactado la tecnología en la labor de los procuradores? ¿Qué aspectos de la rutina de un procurador se están transformando? ¿Qué desafíos y oportunidades presenta la tecnología para el ejercicio de la procuraduría?

La transformación digital en el sector legal y en la Procuraduría

La digitalización del ámbito legal está siendo un proceso gradual pero constante y donde todavía queda mucho trabajo por hacer. Los casos más comunes de digitalización en el sector legal son:

  • Presentación de escritos electrónicos. Tradicionalmente, los procuradores presentaban documentos físicamente en los tribunales, lo que implicaba desplazamientos y la posibilidad de retrasos o errores en la entrega. Hoy en día, gracias a plataformas como Lexnet en España, los escritos se pueden presentar de manera electrónica, desde cualquier lugar y en cualquier momento. Esto no solo ha agilizado los procedimientos, sino que también ha mejorado la precisión y seguridad en la entrega de documentos.
  • Recepción de notificaciones electrónicas. Antes, estas notificaciones llegaban en papel, con el riesgo de que se extraviaran o no fueran atendidas a tiempo. Actualmente, la mayoría de las notificaciones se envían electrónicamente a través de plataformas seguras que permiten recibir y gestionar las notificaciones de manera inmediata, mejorando la trazabilidad de las respuestas ante los plazos judiciales y reduciendo significativamente el margen de error.
  • Gestión de plazos y agendas electrónicas. Anteriormente, los procuradores y sus equipos debían llevar un control manual de los plazos, lo que era susceptible a errores humanos. Hoy, con el uso de calendarios y sistemas de gestión de casos electrónicos, se automatizan las alertas y recordatorios, asegurando que ningún plazo importante sea pasado por alto.
  • Acceso y consulta de expedientes digitales. En lugar de tener que consultar físicamente los archivos en los tribunales, los procuradores pueden acceder a los expedientes de manera remota a través de sistemas electrónicos. Esto no solo ahorra tiempo, sino que también permite a los procuradores revisar la documentación en cualquier momento, lo que es crucial para tomar decisiones rápidas y bien fundamentadas.
  • Pago de tasas y gestión de trámites económicos. Las plataformas de pago electrónico permiten a los procuradores cumplir con estas obligaciones de manera más rápida y sin necesidad de acudir físicamente a una entidad bancaria o a las dependencias del tribunal, reduciendo los tiempos de espera y los costes asociados.
  • Comunicación con clientes y otros actores del proceso judicial.
    A través de herramientas de videoconferencia, correo electrónico seguro y plataformas de colaboración en línea, los procuradores pueden mantener a sus clientes informados y coordinados en todo momento. Estas herramientas han cobrado especial relevancia en situaciones en las que no es posible realizar reuniones presenciales, garantizando que la comunicación sea fluida y continua.
  • Firma digital y autenticación electrónica. La firma digital ha eliminado la necesidad de que los procuradores estén físicamente presentes para firmar documentos importantes. Con la autenticación electrónica, es posible firmar y autenticar documentos de manera segura y con plena validez legal.
  • Automatización de tareas rutinarias. Finalmente, la automatización está permitiendo a los procuradores delegar tareas repetitivas en softwares especializados, liberando tiempo para centrarse en actividades más estratégicas. Por ejemplo, algunos sistemas pueden generar automáticamente documentos basados en plantillas, gestionar la entrada y salida de correo electrónico, o incluso realizar análisis preliminares de datos para identificar patrones relevantes en casos judiciales.

En definitiva, una transformación digital que toca de cerca a los procuradores, quienes tienen que adaptarse a un entorno en el que las gestiones tradicionales están migrando hacia plataformas y estrategias digitales.

Herramientas digitales, ¿aliadas o enemigas del procurador?

A pesar de las dudas que la digitalización ha traído sobre el futuro papel del procurador, no hay nada que temer, pues las herramientas digitales deben entenderse como un aliado para los procuradores y la realidad es que las funciones del procurador en los tribunales seguirán desempeñando un papel insustituible en el sector legal.

El procurador sigue aportando un valor añadido que las máquinas no pueden replicar. Su conocimiento profundo del sistema judicial, la capacidad de interpretar normativas complejas y su experiencia en la gestión de procedimientos hacen que su intervención sea crucial, especialmente en casos de alta complejidad.

Además, el procurador actúa como un intermediario indispensable entre el abogado y los tribunales. Aunque un software puede gestionar plazos y documentos, no puede ofrecer el mismo nivel de asesoramiento personalizado, ni la capacidad de intervenir y resolver incidencias que surgen en el transcurso de un procedimiento judicial. La experiencia del procurador en tratar con distintos actores del proceso es algo que la tecnología no puede igualar.

El futuro del procurador en la era digital

Ante la creciente digitalización, los procuradores han demostrado una notable capacidad de adaptación: muchos han implementado estas nuevas herramientas para optimizar su trabajo y para ofrecer a sus clientes un servicio más ágil y eficiente.

La digitalización ha permitido a los procuradores mejorar la gestión documental, acelerar los trámites y reducir costes, beneficios de contratar a un procurador que, sin duda, repercuten positivamente en quienes confían en sus servicios.

Es decir, que la transformación digital no debe verse como una amenaza, sino como una oportunidad para que los procuradores evolucionen y fortalezcan su papel. La clave está adaptarse y saber complementar las herramientas tecnológicas con la experiencia y el conocimiento que solo un procurador puede ofrecer.

Así que, podemos concluir que el procurador no desaparecerá, sino que su papel evolucionará para incorporar nuevas habilidades digitales que potencien la relación entre procurador-abogado.

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